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FOTO: ANDINA

Perú, país de “accidentes” y “desastres naturales”

Publicado: 2020-01-23


En el país de la informalidad llamar “accidente” a un hecho que se produce por el incumplimiento de los standares de seguridad -sea el incendio de camión cisterna de GLP, la muerte de dos trabajadores de McDonald's o los miles de muertos en nuestras carreteras- es un insulto a la inteligencia y una manera de contribuir a que sigan ocurriendo.  

Es claro que una parte del problema tiene que ver con la laxitud de los sistemas de control que, sumada a la viveza de los dueños de los negocios -grandes, medianos o pequeños- de sortear la ley, genera un espacio fértil para que se produzcan hechos que nada tienen de inesperados. Y que trabajadores, usuarios de un servicio, o peatones y vecinos se conviertan en víctimas mortales, con el drama que significa para sus familias.

Que la ley no se cumple en el Perú no es ninguna novedad. Que la prevención no existe, tampoco. Sin embargo, cada vez que se produce un “accidente” (o un “desastre natural”) aparecen las autoridades anunciando que se tomarán todas las medidas necesarias para que los hechos no se repitan, y que se investigará a profundidad para sancionar a los responsables. Además, nos enteramos que existen entes supervisores y un sinnúmero de mecanismos de control que no sirven para nada.

¿Es la informalidad generalizada, la corrupción que neutraliza los controles y nuestra incapacidad para la prevención el problema? Quedarnos ahí es dejar de lado esa característica de nuestra forma de relacionarnos -entre peruanos- que una migrante venezolana me decía que era lo que más le chocaba de nosotros : “se tratan tan mal entre ustedes”. Una frase que resume bien esa incapacidad que tenemos para reconocernos y tratarnos como iguales.

De ahí al "qué me importa si se mueren los trabajadores, los usuarios del bus, o los vecinos y peatones de Villa El Salvador o cualquier otro distrito", hay un solo paso. Lamentablemente muchos de nuestros emprendimientos -grandes o pequeños- están plagados de esa mirada. Y al Estado, siempre negligente con la vida de los ciudadanos y ciudadanas, le importa poco o nada que la ley y, sobre todo,  la igualdad ante la ley sea una realidad.

Que la solidaridad que cientos de personas están mostrando en este momento, al ir a donar sangre para los heridos del “accidente” de Villa el Salvador, no nos haga olvidar que lo importante es evitar que hechos como el ocurrido hoy vuelvan a repetirse. Acabar con la desigualdad es tarea prioritaria.


Escrito por

El Arriero

Javier Torres Seoane: Antropólogo de profesión y comunicador de oficio.


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Un blog de Javier Torres Seoane