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foto:  twitter Tania Pariona

Al fujimorismo y sus aliados no le importan las violaciones sexuales

Publicado: 2018-02-13

Este martes 13 de febrero la Comisión de Justicia del Congreso de la República debió sesionar para debatir diversos proyectos de ley que buscan responder y poner freno a la ola de violaciones sexuales a mujeres, niñas y niños que se ha convertido en una suerte de pandemia nacional. Sin embargo como suele ocurrir cuando un tema no es considerado relevante por la mayoría fujimorista y sus aliados, la sesión se tuvo que suspender por la ausencia de la mayoría de sus miembros. 

Es fácil alzar la voz antes las cámaras o lanzar tuits cargados de indignación en las redes sociales clamando por la pena de muerte o la castración química contra los violadores, es fácil llamarlos monstruos o encontrar toda clase de explicaciones para sintonizar con la rabia que siente la ciudadanía frente al drama, sobre todo en el caso de niñas y niños, que significa una violación sexual. Pero menos que todo ello no es más que demagogia pura y dura. Palabras que se las lleva el viento y que nada tienen que ver con la magnitud del problema que la sociedad peruana tiene -ya- que comenzar a enfrentar.

Para la mayoría conservadora, fuertemente influenciada por las iglesias católica y evangélica, que puebla nuestro Congreso, las únicas medidas que pueden imaginar son las punitivas (más castigos, más penas) antes que promover la prevención, ya que ello implicaría ir contra la agenda de movimientos como “Con Mis Hijos No te Metas”, que busca erradicar toda mención a la sexualidad en la educación peruana y en las políticas públicas. Y además buscan que el Estado no intervenga en la vida privada de las familias, que es justamente el escenario principal de las violaciones sexuales. Un Estado que se desentienda de la vida y la seguridad de niños, niñas y mujeres. Un Estado que condene a muerte a los violadores…y a sus víctimas.


Escrito por

El Arriero

Javier Torres Seoane: Antropólogo de profesión y comunicador de oficio.


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Un blog de Javier Torres Seoane