Los tres retos de Rolando Luque
El nombramiento de Rolando Luque como jefe de la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS) es una buena noticia. Su larga trayectoria en la Adjuntía de Prevención de Conflictos de la Defensoría del Pueblo lo convierten en uno de los mayores conocedores de la dinámica de la conflictividad social en Perú y en un funcionario respetado por tirios y troyanos.
Una virtud de Luque es haber sabido tomar distancia de quienes en el Estado -alimentados muchas veces por los voceros oficiales y oficiosos de mineras y petroleras- consideran que el conflicto es producto de una gran conspiración de intereses oscuros que buscan frenar el crecimiento económico. La otra es haber sabido defender la tipología elaborada por la Defensoría -con el respaldo del defensor Eduardo Vega- frente a la que se impulsó desde la Oficina que hoy debe dirigir. Y es que, más allá de las debilidades de la misma, tenía el mérito de no responder a objetivos políticos, sino a un esfuerzo serio -aunque insuficiente y perfectible- por entender los conflictos.
Hay tres retos que tendrá que enfrentar Luque al mando de la ONDS:
1) Lograr que sus esfuerzos no caigan en saco roto, y que deriven en una coordinada acción multisectorial para cumplir los acuerdos logrados en las mesas de dialogo y/o desarrollo.
2) Evitar que la interpretación de las causas y razones de los conflictos, y por ende el tratamiento que el gobierno debe darle a los mismos, no se impregne de los sentidos comunes conspirativos, siempre presentes en los ministerios de Interior y de Energía y Minas.
3) Poner fin al uso irracional de la respuesta policial y a la dependencia de esta de los aparatos de seguridad de las empresas privadas, que nos han llevado a ser un país conocido porque en nuestros conflictos -en especial si ocurren fuera de Lima- siempre hay muertos. "Ni un muerto más" debería ser el lema de la ONDS.
La lista de conflictos irresueltos son muchas, y en algunos casos las presiones -de uno y otro lado- son muy grandes, algunos con diálogo como el caso de las Cuatro Cuencas del Lote 192 o Las Bambas, otros sin horizonte alguno como Tía Maria, Santa Ana, o Conga.
Si Rolando Luque -con el respaldo del primer ministro Fernando Zavala- logra poner a flote a una ONDS muy venida a menos, y superar los retos planteados, finalmente el gobierno peruano habrá dado un significativo paso adelante en el manejo y gestión de conflictos.
Ojala que así sea.
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