A poco más de un año de las elecciones, la llamada ¿'reforma política'? se va limitando a cambios inconexos entre sí y que en más de un caso no tendrán el efecto deseado. En algunos casos porque la causa del problema que se quiere resolver está mal diagnosticada, como en la prohibición de la reelección de las autoridades subnacionales, o porque se copia a medias lo que funciona en otros países, como en el caso de la llamada curul vacía. 

Sin embargo, los debates continúan. Para el caso del financiamiento de los partidos, con recursos públicos –que existe de acuerdo a ley, pero no se aplica–, Enrique Castillo pone el grito en el cielo y se pregunta "¿Por qué el Estado o nosotros, los peruanos, tenemos que financiar a partidos políticos –caudillistas, familiares, radicales, ‘antis’– que tientan o apuestan a ganar la presidencia del país como si se sacaran la lotería?".  

La respuesta del columnista de Perú 21 es contundente "deben financiarse con los recursos aportados por sus propios miembros", y a otra cosa mariposa. Pero no todos piensan así. Carlos Tapia, que los lunes escribe en Diario Uno, señala que "El poder del dinero debe estar lo más alejado de la política; en esta no se debe comprar nada ni menos vender los principios". Lo cual es un buen deseo, pero la realidad va por otro lado, y por ello el ex asesor del presidente Humala lanza una propuesta en forma de pregunta "¿Y si el financiamiento del Estado se utiliza para que todos los partidos por igual puedan hacer su propaganda en la TV?". 

La propuesta de Tapia de que el Estado financie la publicidad electoral en la TV no parece tan descabellada, ya que este es uno de los espacios donde es más desigual la competencia en el camino a Palacio de Gobierno. Es cierto que habría que poner condiciones muy claras, plazos, fijar franjas, montos, etc. Pero sería mucho más fácil de controlar para el sistema electoral y para la ciudadanía, porque se conocen los costos de publicidad televisiva, mientras que la romántica idea de costear la formación y el funcionamiento de los partidos, que es ya parte de la Ley de Partidos Políticos, podría prestarse a irregularidades mayores. 

Además, como señala Rosa María Palacios, por el momento solo Alan, Keiko, PPK y Toledo están en condiciones de conseguir los "10 millones de dólares para soportar una primera vuelta con holgura. ¿Cuántos candida­tos pueden recaudar ese dinero?". Tal vez solo los mencionados. Por ahora, no hay más para escoger.  Quizás un buen aporte del Estado a que la ciudadanía pueda tener una paleta más variada sea repensar donde debe ir el financiamiento. Y esto debe hacerse mirando nuestra realidad concreta, y  no solo pensando en las experiencias exitosas de otros países.