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la  republica

El diálogo, la imposible reforma política y los nuevos outisders

Publicado: 2015-03-04

¿Es posible la reforma política en el Perú? ¿Tiene algún futuro el proyecto promovido por los organismos electorales y algunas ONG? Para Carlos Meléndez el problema es que "los partidos –paradójicamente– han sido los grandes ausentes de este proceso. Así, la discusión llega al Legislativo con poca legitimidad –técnica y política– en un contexto de enfrentamiento entre oficialismo y oposición", pero además con propuestas que "el mejor de los casos son adaptaciones alegres de modelos importados".
Mirko Lauer se centra en uno de los temas que, justamente, no encuentra consenso entre los partidos con representación congresal: el voto preferencial, usado por primera vez en las elecciones para la Asamblea Constituyente de 1978 y aplicado para el parlamento desde 1985. 
Pero como señala Lauer "la opción del Congreso hoy no es simplemente eliminar el voto preferencial, sino fortalecer los partidos. Este proceso ha venido avanzando con cada vez más elecciones internas monitoreadas por organismos independientes. Pero la democracia interna no podrá fortalecerse si va a tener que lidiar con intereses privativos, antipartidarios en el fondo de su alma". ¿El huevo o la gallina? Muy pocos políticos están dispuestos a que cambie el status quo que les permitió existir. Es como pedirle a los seres humanos que prescindan del oxigeno. 
Carlos Adrianzén pone en cuestión otro de los temas que la reforma ha colocado sobre el tapete: el financiamiento público. A entender de uno de los más conocidos voceros del neoliberalismo local, "asignar recursos públicos para solventar determinadas agrupaciones políticas deja abiertas interrogantes que muerden...el tamaño del financiamiento y...la compra de representantes en el poder".
Por ello Adrianzén considera que, antes que subvencionar a los partidos, lo que se debe hacer es "educar mucho más y mucho mejor a nuestra gente, un Poder Judicial impecable, organismos electorales intachables y con capacidad de escrutinio y control efectivo y un tránsito hacia el voto facultativo y distritos electorales uninominales", y concluye que "para dispendiar recursos públicos hay que ser muy ricos, y para hacerlo sin institucionalidad hay que ser muy tontos".  
No sorprende la posición del columnista de El Comercio. Y la verdad es que si hiciéramos una encuesta probablemente la mayoría de la población diría cosas parecidas. Sentido común puro y duro frente a una clase política que no ha hecho mérito alguno para ganarse el derecho al financiamiento público.
De otro lado, como señala Rosa María Palacios, la debilidad de la clase política se ha vuelto a poner de manifiesto en el segundo dialogo convocado por el gobierno que "es aprovechado, más bien, para mandarse mensajes públicos de desplante y descalificación. El Apra no va, el fujimorismo va pero no va Keiko, el Presidente los recibe, pero no participa". Pero no solo son criticados quienes no van, sino tambien quienes asisten. Así, Juan Sheput afirma que  "no se puede aceptar este tipo de reuniones que no tienen posibilidad algu­na de desarrollarse de ma­nera efectiva más allá de la buena voluntad de los asis­tentes. Lo de ayer no ten­drá ningún efecto práctico, salvo el de unos momentos fotográficos para el recuer­do de los asistentes".
También hay quienes sí ven como positivo el avance del diálogo de ayer. Curiosamente, uno de ellos es el cotidiano crítico del gobierno JJ. Garrido, para quien el encuentro "permitió a la premier Jara desplegar una imagen de liderazgo en esta nueva etapa". Pero además resalta que  "cuatro de las siete propuestas presentadas fueron aprobadas por consenso. De ellas, al menos tres deberían mejorar nuestra institucionalidad en el mediano plazo". Estas son la muerte civil, los temas referidos a la participación y control ciudadano, y la mejora de las declaraciones juradas de candidatos. Aunque es bueno señalar que estas son medidas aisladas que no constituyen una reforma como tal. Pero al parecer peor es nada.
Y mientras unos están preocupados por reformar el sistema y otros por no reformar nada, Alfredo Torres analiza la emergencia, desde dentro del aparato estatal, pero fuera de los aparatos políticos, de dos nuevos "outsiders tecnocráticos", siguiendo el modelo PPK. Ellos son "el economista Julio Guzmán Cáceres, de Todos por el Perú, y el ingeniero Rómulo Mucho Mamani, de Acción por el Perú. Ambos tienen un elevado nivel académico, han sido importantes funcionarios del Estado y han tenido éxito en el sector privado. El limeño Guzmán Cáceres es más joven, el puneño Mucho Mamani tiene una historia de vida más impresionante". 
¿Despegarán estas candidaturas? ¿Lograrán hacerse un espacio en el ya superpoblado tablero electoral? Para Alfredo Torres, sus posibilidades son limitadas. A nuestro entender casi nulas. Pero en el Perú soñar no cuesta nada.




Escrito por

El Arriero

Javier Torres Seoane: Antropólogo de profesión y comunicador de oficio.


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Un blog de Javier Torres Seoane