Y cuando nadie lo esperaba, la denuncia del caso de los tres espías de la Marina logró que Alan, Keiko y Toledo se sentaran en la mesa a dialogar con el presidente Humala y su primera ministra, Ana Jara. Lo cual es destacado por Rosa María Palacios, quien señala que "ver a todos los políticos que ayer no se daban ni la mano, reunidos por un tema de seguridad nacional fortalece la democracia como forma de gobierno". Aunque viendo la foto una y otra vez, uno concluye que con líderes así nuestra democracia seguirá siendo débil.

El único columnista de los medios concentrados que escribe sobre el tema es Ivan Slocovich, quien va más allá de RMP y le aconseja al Presidente Humala que "controle bien por estos días a su ministro de Defensa, Pedro Cateriano. Que sus obsesiones con los apristas y fujimoristas las deje para los pleitos internos vía Twitter o el Congreso. Que les dé duro fiel a su estilo, pero que lo haga en el momento pertinente". Consejo razonable, aunque los rostros tensos de la reunión de ayer nos hacen recordar que "una golondrina no hace verano"

Sobre el caso en particular, la única hipótesis concreta es la que lanza Juan Carlos Tafur: estaríamos ante un caso de espionaje industrial antes que militar, posiblemente en respuesta "a una nueva estrategia de defensa chilena, que incluiría una mirada atenta a la expansión empresarial de sus capitales".  Aunque, como era obvio, el gobierno chileno ya desmintió el espionaje, lo que nos muestra el incidente es que las relaciones con nuestro vecino del sur siempre estarán teñidas por los fantasmas del pasado.

Las andazas del gran titiritero

Si uno revisa las columnas de Aldo Mariátegui de los últimos años, Luis Favre es un personaje infaltable, casi el gran titiritero de la izquierda peruana -tal como solo él la entiende-. Por ello, Mariátegui afirma hoy que en realidad Urresti es la última creación de Favre, quien, siempre dispuesto, "habría descubierto las posibilidades de este personaje y le habría monitoreado estrechamente para que se posicione desde un hiperactivismo callejero, unas declaraciones altisonantes y un Twitter cada vez más agresivo". 

Pero que cumplido su rol y para evitar su desgaste, era mejor que saliera del gobierno, para poder ser el candidato que un vasto sector del electorado espera el 2016 "un achorado redistribucionista que imponga orden, reduzca al crimen y humille al establishment sin ser rojo" ¿Será Urresti nuestro Benito Mussolini? En todo caso, ya sabemos como terminan esos personajes. 

Yo era el rey

Por su parte, Santiago Pedraglio nos habla de la política del tuit y cómo el ex ministro del interior es un ilustre discípulo de la antipolítica de fines del siglo xx. "El tono de Urresti hereda, limándolo, el estilo noventero fujimorista de los diarios ‘chicha’. El político-militar se mueve como pez en el agua en este espacio y los fujimoristas beben de su propia medicina". Pedraglio agrega que Alan García  "se ha visto obligado a retroceder ante las embestidas de Urresti" 

En otras palabras, que en ese escenario Alan ya no sigue siendo el rey. Siendo así, debe estar sufriendo, pero como hoy se celebra el día de la Fraternidad y Alan es un político del siglo pasado, no hay duda que hará uso de su florido verbo para convencer a sus compañeros -una vez más- deque su segundo gobierno fue el mejor de la historia de la república.