5F: Palabras más, palabras menos...
Durante la semana hemos comentado las diferentes lecturas e interpretaciones sobre la ¿crisis? política del momento. Hoy, desde su exilio académico, el politólogo Alberto Vergara, se pregunta y se responde "¿Cuáles son las divergentes visiones de país que distancian y enfrentan con tal ímpetu a nuestros líderes políticos? Ninguna." Sin embargo, lo novedoso a decir de Vergara es que el debate sobre la #LeyPulpin sirvió para que los líderes políticos "muestren sin vergüenza que tampoco representan ideas de ningún tipo. Lucen altivos el barro oportunista y angurriento del cual están todos hechos". Quizás esto no sea nada nuevo, bastan algunos ejemplos para recordarlo: la megatransformación de Ollanta Humala o la camaleónica trayectoria de Alan García.
Pero Vergara, como Tafur, Garrido y Alvarez Rodrich ayer, está preocupado, aunque a diferencia de estos que miran y analizan los posibles arreglos palaciegos, y observando lo que ocurre en otros lugares del mundo, lanza dos preguntas en las que se encuentra sugerida la respuesta "¿Se darán cuenta nuestros políticos que nos están empujando hacia una situación “que se vayan todos”? Y, por cierto, ahora que se empozan las aguas de la economía, ¿cómo habrá de ser la crispación con crisis?".
En el otro extremo de la realidad, el no-candidato Gastón Acurio aparece ensimismado en sus proyectos privados que buscan contribuir a generar oportunidades para los talentosos jóvenes emprendedores peruanos. El problema es que la letanía del exitoso empresario solo se limita a mencionar que estos sueños se pierden por culpa de un pasado al que con ligereza se le pasa la factura: "Cierto es que este dramático escenario no es responsabilidad ni de este ni del anterior gobierno, sino, más bien, de toda una generación que perdió, durante un siglo entero, la oportunidad de construir un país con oportunidades para todos".
Un tema mucho más terrenal, sobre los que hubiese sido bueno leer a Acurio como el escándalo de las cucarachas de Dominos Pizza, es abordado por Augusto Alvarez Rodrich y Aldo Mariategui, aunque mientras el primero espera "que lo ocurrido sirva para que las autoridades refuercen el control de las condiciones de higiene de los restaurantes; para que sus propietarios se preocupen más por las condiciones en que realizan el negocio; para que los ciudadanos se vuelvan más exigentes; y para que los medios sigan revelando la presencia de guarniciones no solicitadas en los platos", el segundo evita tocar el negocio, y se sumerge en nuestros malos hábitos de limpieza y afirma que "el peruano promedio tolera demasiado la suciedad. Se aducirá que es por pobreza, educación o falta de agua, pero creo que es más por un tema de dejadez y actitud". Sea por una razón o por otra, la próxima vez que vaya a un restaurante lleve una lupa. Y que las municipalidades y demás instituciones involucradas hagan su chamba.