4F: Palabras más, palabras menos...
¿Es posible que el gobierno y lo que es peor nuestra endeble democracia haya entrado en un callejón sin salida? Eso es lo que parece pensar Juan José Garrido cuando luego de darnos una pequeña lección de química y explicarnos las propiedades del grafito, nos dice "Acercándonos a los cuatro años de gobierno, y ante tantas advertencias de analistas de todo tipo, las múltiples confrontaciones que persiguió hoy le pasan factura. Y, como en el caso del grafito, no sabremos hasta después de que ocurra si otra vuelta de tuerca quebrará al mismo.", y agrega que "no está en las manos de ningún actor detener dicho proceso", con lo cual nuestra democracia parece sentenciada a un ¿quiebre institucional? ¿vacancia presidencial?
Aunque Garrido no se atreve a ir tan lejos, pareciera que la idea ronda en su mente. En cambio Juan Carlos Tafur sin tanto giro químico, sentencia "La tozudez palaciega está haciendo que el país se encamine a un periodo de gran zozobra e incertidumbre, de consecuencias políticas imprevisibles"
Este riesgo existe -como el puerto Supe de la poeta Blanca Varela- aunque a decir de Augusto Alvarez Rodrich "algún tipo de desestabilización del proceso democrático y político fuera de lo que es el libreto tradicional...parece un riesgo que, no siendo cero, sigue siendo bajo". El riesgo mayor no sería el derrumbe sino "que el próximo año y medio sea un período perdido para el país", y ante ello habría que sentarse a dialogar, aunque solo sea para llegar al 2016.
Quien cree que con este gobierno ya no hay nada que hacer, es el economista Carlos Adrianzen, quien luego de decir que "el crecimiento económico de la ultima década se fue", pero que "hay pie para cierto cuidadoso optimismo", concluye: "En la situación en que vivimos, un contexto políticamente espinoso, las inversiones y los influjos de capitales hacia el país... se postergan hasta la próxima". El cuidadoso optimismo de Adrianzen más parece un pesimismo cauteloso.
#Pulpin vive
La cuota #Pulpin del día viene con Antonio Zapata, quien afirma que "La nueva generación aspira a un gobierno basado en reglas morales de acción política, concebida como la simple ética republicana. Lo que buscan es un país basado en la ciudadanía, que implica igualdad ante la ley y no regímenes especiales para explotarte mejor".
La reforma imposible
Por último Carlos Meléndez y Alfredo Torres plantean temas que son parte de la necesaria reforma del sistema político peruano, que en medio de las pesadillas de sus colegas columnistas, aparecen no solo lejanas y casi imposibles en el actual momento. Meléndez nos recuerda que "La ausencia de fiscalización de parte de las autoridades electorales y la pasividad de los órganos de control permiten que el dinero transite sin obstáculos, que no se investigue el origen de los fondos y que se monten fortunas a costa de la comercialización de la política y del “lavado” de recursos de dudoso origen".
Mientras que el presidente de Ipsos apunta a que es necesario "adelanto de las fechas de inscripción electoral para que la ciudadanía pueda conocer mejor a los candidatos presidenciales y parlamentarios; elecciones internas en los partidos organizadas por la ONPE; y, sobre todo, financiamiento público directo a las organizaciones políticas". Todo lo cual, por el momento son solo buenos deseos.