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Juan Villoro: "El fútbol es la forma más repartida y organizada de la pasión en el planeta Tierra"

Publicado: 2013-05-08

(EÑE/CLARIN 7/5/2013)

Juan Villloro escritor y periodista mexicano fue entrevistado hace unos días por Marcela Mazzei con motivo de su participación en la feria del libro de Buenos Aires en una mesa que compartió con el escritor argentino Eduardo Sacheri. El tema de la entrevista, una de las pasiones de Villoro: el fútbol

¿Dónde surge su propio interés por el fútbol?

Primero que nada, es una oportunidad de cobrar venganza porque me hubiera encantado ser futbolista. Como decía Roberto Fontanarrosa, "sólo tuve dos defectos: uno era la pierna izquierda, el otro era la pierna derecha". Entonces, mis capacidades futbolísticas se quedaron en las fuerzas inferiores de Los Pumas en la universidad, y es una oportunidad de reflexionar sobre esta pasión que no pude cumplir. Muchas cosas en la literatura surgen por compensación, cosas que extrañas, cosas que no pudiste hacer, cosas que perdiste, cosas que imaginaste que ocurrieran pero no han sucedido. Entonces, ese mundo paralelo completa el mundo que llevamos. Esa es la razón más genuina. Por otra parte, ya pensando en el cronista que soy, me interesa muchísimo ver cómo el fútbol expresa de manera acrecentada, en ocasiones distorsionada, muchos avatares de la vida contemporánea. Yo creo que para entender una sociedad tenemos que saber cómo se divierte la gente, cómo delega sus ilusiones, sus pasiones, cómo se organiza, cómo decide pasar el domingo. Y una sociedad sólo se explica a partir de estas congregaciones voluntarias donde la gente delega sus intereses y desfoga lo que lleva adentro. Y el fútbol es la forma más repartida y organizada de la pasión en el planeta Tierra. Es una manera de entender nuestros tiempos, que se soslayó pero hoy en día es un asunto inescapable. Ya todo el mundo habla del tema.

¿Y qué pasa con el romanticismo cuando salen a la luz las apuestas, el mercado de pases sospechado, los barrabravas?

El fútbol tiene muchas luces y sombras. Dentro de las sombras están la xenofobia, los nacionalismos, el machismo, el dopaje, la explotación económica, el uso político de los equipos, incluso en países que uno asume como muy desarrollados como Italia. Berlusconi llegó a la presidencia utilizando el lema de la selección italiana, "¡Forza Italia!", y además con el prestigio que le daba ser el dueño del equipo Milan de fútbol. Vemos estos trasvases de la corrupción al mundo del fútbol que concita tantos intereses que evidentemente no se puede sustraer a la impunidad y todas las lacras que caracterizan a una sociedad. Pienso que es como los espejos de las ferias, que de pronto agranda y dirtorisiona un tanto lo que ocurre en las sociedades. Un espejo muy acrecentado de lo que vivimos.

¿Y eso no forma parte del universo que le gustaría contar en los relatos...?

Cuando escribo un cuento sobre fútbol me gusta es indagar ciertos misterios que, por así decirlo, representan la vida privada de los goles. Yo creo que las jugadas públicas que vemos en los estadios, y que aparecen en la televisión y se repiten mil veces en las cámaras de todo el mundo, tienen algo muy privado que las sustentan: los anhelos de un jugador, la frustración, las supersticiones que cristalizaban en esa jugada, los miedos, por qué actuó bien y por qué actuó mal. Entonces, tratar de desentrañar esas jugadas, esos misterios mínimos me parece muy importante. Además, el fútbol no solamente está hecho de éxitos. Cuando nosotros vemos un partido por televisión, el camarógrafo es rehén de la pelota, es decir, solamente cubre el punto de la cancha donde está la pelota, pero pasan muchas otras cosas en el juego. Hay fintas, desplazamientos, hay cosas que se están fraguando y también están las tribunas. Todo eso que no se ve normalmente me parece muy interesante. Y luego los resultados: también el fútbol es rehén de la estadística y parecería que lo único importante son los récords. Pero hay muchas cosas que no sucedieron, pero que podrían haber sucedido y esas jugadas perdidas o jugadas a medias o lo que tuvo que dejar de pasar para que pasara otra cosa. esos misterios me parecen muy importantes para un cuento.

Ahora, como cronista me gusta narrar por segunda vez lo que ha sucedido, y eso es muy difícil, porque todo el mundo sabe lo que pasó, conoce los resultados, ha visto jugar a Messi y sabe cuántos goles ha metido en el partido. Narrar eso con novedad me parece un gran desafío porque la gente sabe el desenlace, es como volver a contar el evangelio: ya sabemos cómo acaba.

¿Y qué le sugiere la práctica del periodismo deportivo, que conoce las estadísticas al detalles? ¿Cómo se relaciona con la literatura?

Tengo la impresión de que un periodista, de cualquier fuente, si sólo sabe de una cosa ni siquiera sabe de esa cosa. Porque para conocer el mundo necesitamos comparaciones y perspectivas. Entiende mejor el fútbol quien sabe un poco de teología. Quien se adentra en las supersticiones, quien es capaz de entender y tener empatía por la vida privada de los jugadores, de los eventos deportivos, quien se ocupa del contexto político, quien indaga un poco de la corrupción económica. Todos estos componentes, la semiología, los signos que están en juego... A mi modo de ver, es mucho más interesante cruzar referencias que saber, por ejemplo, que un jugador ha sido cuatro veces operadpo de la rodilla y que entonces, como ya le quitaron los meñiscos o tiene los ligamentos cruzados lesionados, no puede hacer la jugada que hacía, y que además siempre empieza a flaquear a partitr del minuto 27 porque es cuando la duele la rodilla... Ese tecnicismo tan cercano a la ortopedia del fútbol, que depende casi de los huesos de los futbolistas, hombre, me parece a mí que reduce mucho el juego. Muchos periodistas deportivos, en un afán falsamente cientificista, se concentran demasiado en eso, y en cambio se alejan de otras cosas que son muy importantes.

En la mesa habló de su equipo, el Necaxa, con el que tiene una relación de localía...

Sí, tengo aquí mi llavero del Necaxa, que lo llevo a todas partes. Es un equipo muy gitano, muy simpático que era el equipo del sindicato de electricistas, y era muy rebelde: fue el únicoque se negó a cobrar cuando el fútbol se volvió profesional. Era un equipo romántico que no quería cobrar, y fue el único que ha tratado de hacer un sindicato de futbolistas que hasta la fecha no existe en México pero que desgraciadamente, como suele ocurrir con tantos clubes especialmente en mi país, fue vendido. Y ahora es propiedad de otro equipo que es el villano de la liga, el archiodiado América, y además se lo llevaron a jugar a Aguascalientes, un lugar ya muy remoto y donde la identidad que teníamos originalmente con nuestro club se ha ido diluyendo. Pero uno no puede negar al club de sus amores, es como decir 'yo ya no soy ese niño, que me den otra infancia'. Y creo que a lo último que debemos ser fieles en nuestra vida es a nuestra propia infancia.

¿Y cómo se explica esta proliferación de fans globales del Barcelona?

Es muy interesante el tema de hoy en día, que todo el mundo tiene dos y hasta tres equipos. Un equipo global y un equipo local. Creo que realmente lo que más nos duele, y lo que más nos importa, es el equipo de nuestro barrio. Escribí un libro que se llama Los once de la tribu, porque creo que en los grandes días un equipo de fútbol no representa un deporte, no representa una escuadra atlética, representa algo más. Puede representar un sindicato, una iglesia, una universidad, una ciudad o un país entero en caso de las selecciones nacionales. Los jugadores son los nuestros, son Los once de la tribu que eligen representarnos, y esa pasión colectiva que delegamos en ellos es lo más importante. Por eso creo que a pesar de la globalización siempre la escuadra local es más importante. Hay un poema muy hermoso de Fernando Pessoa que dice "el Tajo es más grande que el río de mi pueblo, por sus aguas se va el mar, ahí zarpan los grandes navegantes", y ahí comenta, "pero el Tajo no es más grande que el río de mi pueblo, porque no es el río de mi pueblo". Para nosotros el río más grande siempre es el de nuestro pueblo, que es el que está cerca de nosotros... Y el equipo del barrio siempre va a ser más importante. Pero con la televisión satelital podemos ver partidos que, además, a nivel de calidad son incomparables. El gran fútbol del mundo está en la Champions, y ahí podemos ver a jugadores de todo el mundo.

Y el romanticismo queda para el fin de semana.

Exactamente, podemos dedicar el domingo a sufrir por nuestro equipo, y a esperar que Messi nos redima con tres goles en el Barcelona.


Escrito por

El Arriero

Javier Torres Seoane: Antropólogo de profesión y comunicador de oficio.


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Un blog de Javier Torres Seoane