Sin duda la renuncia del Papa Benedicto XVI ha sacudido el mundo cristiano y ha puesto de vuelta y media a católicos y no católicos, por el simple hecho que un Papa no renuncia todos los días, y el último en hacerlo lo hizo en 1415, así que la decisión pontificia ha hecho que todos miremos al Vaticano.

Pero además Benedicto, teólogo de polendas, sabe bien que una decisión de este tipo marca un cambio en el ritual de recambio del Papa, que sin duda tendrá bastante ocupados no solo a los periodistas del mundo sino a los cardenales que tendrán que elegir al sucesor del Papa, estando este vivo. Y como eso no ocurrirá hasta fin de mes, seguramente estaremos distraídos con mil y un historias sobre el posible sucesor y las complejas correlaciones de poder al interior de una de las instituciones más poderosas y complejas de la historia.

Esto no impedirá que se siga hablando de la pederastía tan presente en la Iglesia,  de niños y adolescentes violados por curas infames, de la misoginia que puebla la Iglesia, y de tantos abusos y anacronismos. Pero lo más probable es que todo ello termine sepultado en medio de las pompas de la despedida del Papa renunciante y de la entronización del nuevo Papa. Y no tendrá nada de extraño que así sea, ya que en nuestros tiempos todo es espectáculo, y nada más espectacular que los rituales vaticanos transmitidos al mundo entero, que todos -sin duda- veremos

Y de otro lado ¿acaso no estaremos todos atentos a qué se dedicará Joseph Ratzinger en sus días de retiro? aunque no haga o diga absolutamente nada, todos estaremos pendientes de cada uno de sus movimientos.

Así que si usted pensaba que con Juan Pablo II y sus viajes por el mundo lo había visto todo, pues se equivocó, y es por ello que Benedicto XV se lleva las palmas como un genio del marketing.