El antropologo Lurgio Gavilán Sánchez, autor del libro 'Memorias de un soldado desconocido', estuvo como invitado en el programa 'El Arriero' para comentar esta obra publicada por el Instituto de Estudios Peruanos y que cuenta con el prólogo del reconocido antropólogo Carlos Iván Degregori.

Gavilán, quien perteneció a las filas de Sendero Luminoso, el Ejército peruano y posteriormente se unió al convento de San Francisco de Asis, condieró que los jóvenes en la actualidad "deberían conocer que Abimael Guzmán es un monstruo".

"No solo basta un arrepentimiento. La mejor paga es que esté preso, así lo entienden las víctimas", afirmó.

Durante la entrevista, explicó que decidió contar su historia animado por una profesora y que, inicialmente, escribía para él, hasta que Degregori vio los manuscritos y lo animó a que los publicara.

Sin embargo, reconoció que se trató de una decisión difícil y que temió por represalias hacia su familia y su comunidad.

De otro lado, el antropólogo explicó que fue en el año 1982 cuando la organización terrorista Sendero Luminoso comenzó a asesinar selectivamente, hasta que los campesionos conformaron las rondas.

Asimismo señaló que la idea una tierra prometida de Sender Luminoso caló en una sociedad que reclamaba una justicia social y bajo una época en la que la economía no estaba bien.

Sobre el tiempo que pasó en las filas de Sendero, contó que "era normal vivir con esa violencia". Agregó que "Abimael Guzmán era un monstruo que mandaba (a través de su pensamiento) y mataba".

Cuando pasó a formar parte de Ejército peruano, Gavilán relató que le afectó el cambio pues "en ambos había pobreza y maltrato". No obstante dijo que "siempre le estaré agradecido al Ejército y no le guardo rencor a Sendero".

Finalmente opinó que la guerra interna pudo haver sido distinta si Abimael Guzmán hubiese tenido otro plan, aunque el totalitarismo cegó esta ocpción. En cuanto al accionar del Ejército, dijo que la zona de emergencia fue utilizada como pretexto.

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